jueves, 15 de agosto de 2013

Llegó la hora de defender a la nación


Virginia González Melgarejo

Gobierno o individuo que entrega

los recursosnaturales a extranjeros, es traidor a la Patria”

Lázaro Cárdenas del Río.

Cómo creerle a quién ha mentido sistemáticamente de manera descarada? La iniciativa de reforma energética, presentada el pasado lunes 12 de agosto, nos trata de vender la idea de que es igualita al espíritu de la reforma cardenista; lo primero que propone es: “Eliminar la prohibición de que el Estado celebre contratos para la explotación de hidrocarburos”. Y usted pensará que esos contratos ya existen, y tenemos compañías haciendo ya estas tareas en contra de la Constitución, es decir no son legales, sin embargo, al eliminar esta prohibición se le estaría dando certeza jurídica a las compañías petroleras que si algo las caracteriza es ser empresas que han alentado invasiones y guerras, han sido saqueadoras y rapaces, de esta manera, si se aprobara esa iniciativa el país quedaría en clara desventaja en caso de querer deshacerse de ellas. ¿Sabe cuándo se irán? Nunca, mientras haya petróleo.

La siguiente propuesta, contenida en la propuesta de Peña Nieto, es: “Sustraer de las áreas estratégicas del Estado a la petroquímica básica y dar certeza a nivel constitucional para que las actividades de la industria petrolera tales como el procesamiento del gas natural y la refinación del petróleo, así como el transporte, almacenamiento, distribución y comercialización de dichos productos y sus derivados puedan ser realizados tanto por organismos del Estado tanto por los sectores social y privado a través de permisos que otorgue el Ejecutivo”. El párrafo lo dice todo: ofrecer certeza a nivel constitucional… ¿a quiénes?

Recordemos que el arribo a la presidencia de Peña Nieto se desprende de una excesiva derrama de recursos cuyo origen jamás se aclaró, en un claro esquema de lavado de dinero. Es obvio que el señor del copete está en gran deuda con aquellos que financiaron la campaña que lo encaramó en la silla y que hoy, a cambio, se les provee de la “certeza jurídica” que requieren para llevarse las utilidades, que son muchas, derivadas de la cadena productiva generada por la explotación del petróleo.

Pero hay más preguntas, por ejemplo; ¿cómo generarán empleos si las trasnacionales llegan con sus propios empleados, y sus proveedores están en sus países de origen? o ¿cómo bajaran el precio de las gasolinas, si la refinación la harán terceros?, ¿quién garantiza que la refinación se hará en el país? Podrá haber más refinerías, tal vez en… Timbuctú.

Los porcentajes de participación son reglamentados por leyes internacionales que siempre están a favor de las empresas transnacionales, no de las naciones afectando su soberanía; un claro ejemplo es Kazajistán, país al que tener petróleo, y compañías extranjeras explotándolo, no le ha traído nada, pues sólo le dejan 10 por ciento de las utilidades, llevándose las compañías depredadoras 90 por ciento restante. Finalmente, ¿qué tan válida puede ser una iniciativa que soslaya la corrupción imperante en Pemex?

Del tamaño de la participación ciudadana será la fuerza que pare de tajo a estos vende patrias. ¡Todos al zócalo el 8 de septiembre! ¡Llegó la hora de defender el patrimonio nacional? (Visite el sitio: voyconmorena.mx)

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