viernes, 7 de marzo de 2014

En el Día Internacional de la Mujer hay poco que celebrar y muchos retos por enfrentar: AI



Este 8 de marzo se conmemora el Día Internacional de la Mujer. Sin embargo, en México y el resto de América Latina esta fecha se topa nuevamente con una realidad de discriminación e injusticia. Afirmó Amnistía Internacional.

“Para decenas de millones de niñas, jóvenes y mujeres en la región ser mujer puede representar un peligro de muerte y una sentencia a una vida de injusticia y discriminación” Afirmó Perseo Quiroz, Director Ejecutivo de Amnistía Internacional en México.

Este Día Internacional de la Mujer, Amnistía Internacional suma una vez más su voz a la de cientos de personas que conmemoran en esta fecha su lucha por la igualdad y la justicia.

Hoy la organización hace un especial llamado a los Estados a garantizar sin más dilaciones los derechos sexuales y reproductivos que están en constante peligro y cuyas violaciones se cobran la vida y salud de miles de mujeres y niñas en el mundo.

Así mismo, Amnistía Internacional reitera enfáticamente su llamado a que los países de la región tomen medidas inmediatas para asegurar que las niñas y mujeres puedan vivir sin temor a ser víctimas de asesinatos o violencia sexual.

“No hay excusas. El gobierno de México debe actuar ya para detener la epidemia de violencia a la que se enfrentan las mujeres”. Expresó Quiroz

“En un país donde seis mujeres son asesinadas cada día, cada día que transcurre sin que se tomen medidas para poner un alto a esa tragedia representa una vergonzosa falla de las autoridades hacia su obligación de proteger. Falla que son las mujeres quienes terminan pagando con sus vidas.” agregó.

En México y en el resto de la región, las persistentes desigualdades sociales y de género son las principales causas de las alarmantes violaciones a los derechos sexuales y reproductivos en la región, entre otras: mortalidad materna prevenible, infecciones de transmisión sexual, así como de la falta de respuesta a las necesidades de planificación familiar, particularmente de poblaciones vulnerables como aquellas viviendo en pobreza, en áreas rurales, indígenas, afro descendientes, adolescentes, migrantes y personas con discapacidad, entre otros grupos.

La situación es más grave entre las mujeres indígenas, quienes se enfrentan a los más altos niveles de mortandad materna.

Como han reconocido los Estados de la región en el Consenso de Montevideo de agosto de 2013, uno de los factores claves que explican que la mortalidad materna no baje en la región es la penalización del aborto, que en la experiencia de algunos países provoca el incremento de la mortalidad y morbilidad maternas y no disminuye el número de abortos, sino que empuja a las mujeres a realizarlos de forma clandestina e insegura.[i] Este dato es significativo en una región en donde cinco países penalizan el aborto en toda circunstancia, donde en promedio 1 de cada 10 mujeres de la región tiene demanda insatisfecha de planificación familiar [ii] y donde 3 de cada 10 mujeres han sido violentadas física o sexualmente por sus parejas y 1 de cada 10 por alguien no relacionado a ellas.[1]

Los movimientos, principalmente de mujeres y jóvenes, que luchan por la vigencia de los derechos sexuales y reproductivos en la región han conseguido victorias importantísimas y están más fuertes que nunca para enfrentar los continuos desafíos. Desde Amnistía Internacional nos sumamos a esta lucha para evitar retrocesos y exigir a los Estados que cumplan con sus obligaciones para que todas las mujeres y niñas de la región puedan tomar decisiones sobre su sexualidad y reproducción sin discriminación ni coacción.

[1] Global Health Observatory, estimaciones realizadas por la OMS de acuerdo a las encuestas realizadas. http://www.who.int/gho/women_and_health/violence/intimate_partner/en/index.html


[ii] Observatorio de Igualdad de Género de la CEPAL. La demanda insatisfecha de planificación familiar expresa la proporción de fecundidad que resulta de nacimientos no deseados respecto a la fecundidad observada. Se calcula haciendo el cociente entre la tasa de fecundidad no deseada y la tasa global de fecundidad, por cien.

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